Obtener una criptolicencia en Singapur: construir un negocio digital con respaldo real

12.09.2025
Obtener una criptolicencia en Singapur: construir un negocio digital con respaldo real
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Obtener una criptolicencia en Singapur no significa solo conseguir un permiso para operar con activos digitales. Significa levantar una infraestructura que cumple estándares internacionales exigentes y pensados para durar. Esta licencia funciona como una llave de entrada a los mercados de Asia y Oceanía, donde el uso y la circulación de activos digitales están dejando de ser terreno gris para integrarse, paso a paso, en marcos regulatorios claros. Mientras la presión sobre la industria cripto se intensifica en Europa y Estados Unidos, cada vez más emprendedores miran hacia Singapur: una jurisdicción donde el regulador no asfixia la innovación, sino que diseña un sistema transparente, técnico y funcional para acceder al mercado.

Para los extranjeros que planean registrar una empresa cripto en Singapur, conviene tener algo muy claro desde el inicio: la obtención de la licencia no es un trámite automático ni simbólico. Se trata de un proceso jurídico de varias capas que exige preparación seria y visión estratégica. En este material se analizan en detalle las bases legales del marco regulatorio, los distintos tipos de licencias disponibles, los requisitos financieros impuestos por el regulador, el procedimiento de presentación de la solicitud y las particularidades del régimen fiscal aplicable.

También se presta atención a los riesgos y a las ventajas estratégicas que surgen cuando se interactúa correctamente con la MAS, la autoridad monetaria de Singapur. Esta publicación está pensada para inversores y fundadores de proyectos cripto que no buscan atajos, sino un modelo sólido y sostenible para legalizar su negocio y operar en un entorno donde la regulación, bien entendida, juega a favor.

Singapur como epicentro global: obtener una criptolicencia aquí y jugar en primera división

Para quienes quieren lanzar un negocio cripto en Asia, elegir jurisdicción no es un detalle técnico: es la jugada maestra. Singapur no solo es una plaza codiciada, es uno de los pocos países donde el marco normativo ofrece previsibilidad y resistencia real en operaciones con activos digitales. Aquí el Estado no bloquea la circulación cripto; construye un sistema de supervisión que prioriza la transparencia, la protección del cliente y la participación de actores regulados.

Uno de los motivos por los que tantos proyectos buscan obtener una criptolicencia en Singapur es la reputación que conlleva. Las empresas aprobadas por la Autoridad Monetaria (MAS) se perciben como contrapartes fiables en el entorno internacional. Los bancos abren cuentas con menos fricción, los socios aceptan colaborar sin auditorías interminables y el mercado lee esa licencia como señal de madurez y control.

Desde el ángulo jurídico, la ventaja es clara: la criptolicencia en Singapur no se concede “sobre el papel”. Se otorga tras una verificación real de procesos de negocio, entorno IT, estructura de propiedad y niveles de responsabilidad. Ese filtro convierte la licencia en un pasaporte operativo para mercados donde importan la reputación y el control del riesgo.

No es casual que el licenciamiento cripto en Singapur abarque mucho más que exchanges o proveedores de wallets. Incluye proyectos de tokens, soluciones descentralizadas y servicios de custodia. El país aplica un control adaptable, válido tanto para startups en fase temprana como para estructuras transnacionales complejas.

El enfoque financiero también pesa. El sector de activos digitales funciona con mentalidad fintech: la innovación es bienvenida, pero solo después de una evaluación profunda que demuestre estabilidad y alineación con los intereses del usuario. Este equilibrio crea un terreno fértil para soluciones tecnológicas pensadas para el segmento institucional.

Quienes planean licenciar una empresa cripto en Singapur deben saber algo importante: en la fase inicial no se exige perfección absoluta. El regulador acepta proyectos en desarrollo, pero impone requisitos firmes en gobierno corporativo, transparencia financiera y mecanismos de prevención de delitos financieros.

El licenciamiento cripto en Singapur no se limita a conceder un permiso. Es un diálogo continuo con el regulador: el proyecto demuestra su solidez y el Estado confirma su disposición a respaldar modelos sostenibles. El resultado no es solo una licencia, sino una plataforma para escalar.

Además, al obtener una licencia cripto en Singapur, la empresa entra en una ecosistema donde ya operan bancos internacionales, plataformas de mercado, socios tecnológicos y grandes firmas legales. Eso distingue a Singapur de territorios offshore o semirregulados, donde el permiso existe pero aporta poco valor práctico.

Desde una perspectiva de largo plazo, licenciar un negocio cripto en Singapur implica construir una arquitectura basada en legalidad, transparencia y robustez tecnológica. Esa arquitectura se convierte en parte del ADN corporativo y marca la diferencia ante inversores, clientes y reguladores de otros países.

Por qué los emprendedores eligen Singapur:

  • Estabilidad regulatoria y previsibilidad.
  • Marco normativo desarrollado para activos digitales.
  • Reconocimiento de las licencias de la MAS por bancos e instituciones financieras.
  • Capacidad de escalar y operar de forma transfronteriza.
  • Altos estándares de integración tecnológica y aplicación del derecho.

Para inversores que apuestan por una presencia duradera en el sector digital, obtener una criptolicencia en Singapur no es una moda. Es una decisión lógica dentro de una estrategia de expansión internacional bien pensada.

Los cimientos legales del cripto en Singapur: entender la regulación antes de licenciar

Las empresas que quieren operar de forma oficial en Singapur deben solicitar el estatus correspondiente ante la MAS, la Autoridad Monetaria del país. Ese reconocimiento no es simbólico: confirma que el solicitante cumple los criterios de supervisión financiera y mantiene un sistema de gobierno corporativo a la altura de los estándares internacionales.

El eje de todo el marco regulatorio es la Payment Services Act, en vigor desde 2019. Con su entrada en escena, Singapur cerró definitivamente la etapa de ambigüedad legal en torno a los activos digitales. Desde entonces, el mercado cripto dejó de moverse en terreno gris y pasó a operar bajo reglas claras.

Conviene subrayar algo importante: la normativa singapurense no nace para frenar la innovación tecnológica. Todo lo contrario. El Estado apuesta por institucionalizar el mercado cripto mediante estructuras jurídicas comprensibles y estables. Licenciar una empresa cripto en Singapur no es una reacción defensiva frente a un riesgo, sino una forma consciente de ordenar el ecosistema y definir las reglas para los nuevos intermediarios financieros.

El diseño legal del sistema se apoya en la diferenciación precisa de los tipos de servicios. Registrar un negocio cripto en Singapur no consiste en describir el sector de forma genérica, sino en detallar con exactitud qué tipo de actividad se realiza. El regulador necesita saber si la empresa intercambia activos digitales, presta servicios de custodia, emite tokens o actúa como agente de liquidación. Cada modalidad implica obligaciones distintas.

Por eso, obtener una criptolicencia en Singapur exige adaptar el modelo de negocio a uno o varios formatos permitidos. No basta con declarar la intención de operar con tokens. La MAS evalúa cómo se interactúa con los clientes, revisa los protocolos AML/CFT y exige documentación que demuestre que la empresa comprende sus riesgos legales y operativos.

En el centro de todo este sistema se encuentra la MAS. A diferencia de otras jurisdicciones donde el control del cripto se reparte entre autoridades fiscales o registros mercantiles, en Singapur la supervisión del fintech recae en un regulador especializado, con capacidad técnica y visión internacional. La MAS trabaja alineada con estándares globales y participa activamente en su desarrollo, incluida la cooperación con organismos como el FATF.

Cada fase del proceso de licenciamiento cripto en Singapur implica una revisión detallada. El solicitante debe presentar una descripción completa de la estructura organizativa, los flujos de fondos, los mecanismos de protección de datos personales y la lógica de procesamiento de transacciones. El nivel de exigencia se acerca mucho al del sector bancario.

La regulación de los activos digitales en Singapur se articula como un conjunto de obligaciones claras. Las normas están diseñadas para prevenir el blanqueo de capitales y la financiación ilícita, pero también para proteger jurídicamente a los clientes. Estas garantías no son orientativas: están integradas en la ley.

Cualquier empresa que opere con activos digitales está obligada a implantar un sistema sólido de control interno. Dentro de ese marco, debe identificar el origen de los fondos virtuales y someterlos a un análisis jurídico continuo. Es precisamente esta combinación de rigor legal y apertura tecnológica lo que convierte a Singapur en una de las jurisdicciones más respetadas del mundo cripto.

Para ilustrarlo, puede utilizarse una tabla breve que refleje los parámetros clave de la regulación:

Parámetro

Exigencia legal

Tipo de servicios

Licencia específica según el tipo de operación (intercambio, custodia, transferencia, etc.)

Organismo regulador

Monetary Authority of Singapore (MAS)

Obligaciones AML/CFT

Implementación de políticas internas, nombramiento de compliance officer, reporting periódico

Infraestructura técnica

Sistemas de control de transacciones, protección de datos, mecanismos de respaldo

Ámbito de aplicación de la PSA

Operaciones de pago y con tokens, tanto locales como internacionales

El licenciamiento de proveedores cripto en Singapur también alcanza a quienes operan hacia mercados externos. Incluso cuando una plataforma digital se dirige a usuarios fuera del país, si la empresa está constituida en Singapur, debe cumplir íntegramente con los estándares regulatorios locales. No hay excepciones por geografía del cliente.

Este punto es especialmente relevante para grupos transnacionales que ven en Singapur una base fiable para expandir su negocio cripto. La jurisdicción no funciona como un simple “domicilio regulatorio”, sino como un entorno que exige coherencia entre registro, gestión y operativa real.

El regulador establece requisitos concretos para el funcionamiento de empresas que trabajan con activos digitales dentro del país. Entre ellos destacan la obligación de contar con una presencia registrada, un director residente y una estructura de gestión con autoridad real para garantizar el cumplimiento de la legislación nacional. Este enfoque descarta de raíz las inscripciones ficticias o el uso de Singapur como dirección formal sin actividad efectiva.

El licenciamiento de servicios cripto bajo el modelo de la Payment Services Act se construye como un sistema de acceso por niveles, donde cada línea de negocio requiere su propia preparación jurídica y operativa. No se trata de prohibir, sino de integrar de forma progresiva el sector cripto en el sistema financiero nacional, con reglas claras y responsabilidades definidas.

Mapear la licencia correcta en Singapur: elegir el marco cripto que encaja con tu modelo

Cualquier empresa que quiera entrar en el mercado de los activos digitales se enfrenta pronto a una pregunta incómoda: ¿qué tipo de licencia necesito exactamente? En Singapur no existe una licencia única que sirva para todo. El sistema funciona por capas y matices. El regulador aplica un enfoque diferenciado según el tamaño del negocio, el nivel de riesgo y el tipo de servicios que se prestan. Por eso, antes de dar un solo paso, es clave analizar con calma las opciones de criptolicencia en Singapur y contrastarlas con la realidad del proyecto, no con una idea teórica.

Dentro del marco regulatorio singapurense para servicios de pago existen dos estatus básicos: Standard Payment Institution Licence y Major Payment Institution Licence. Ambos están definidos en la Payment Services Act y no son intercambiables. La diferencia no es semántica: cambia el volumen permitido de operaciones, los requisitos de capital y la intensidad del control por parte del regulador.

Cuando una empresa necesita operar con volúmenes elevados o sin límites estrictos en servicios relacionados con activos digitales, entra en juego la Major Payment Institution Licence. Este estatus implica umbrales más altos de capital desembolsado, sistemas de control más robustos y la obligación de reportar de forma periódica a la MAS. Es la vía habitual para compañías que gestionan pagos internacionales, trabajan con clientes corporativos o prestan servicios de custodia.

Un capítulo aparte lo ocupan los operadores de infraestructura, especialmente quienes planean el registro de una plataforma de intercambio cripto en Singapur. En estos casos, la licencia exige una revisión más profunda: riesgos operativos, reservas financieras, seguridad informática, protección de datos e identificación de clientes. Las exigencias para una exchange son notablemente más altas que para otros modelos, como los servicios de custodia pura.

También existe un grupo creciente de proyectos centrados en la tokenización de activos o en soluciones DeFi. Para ellos, la licencia MAS en Singapur sigue siendo el punto de entrada, pero el camino no es automático. Antes de presentar la solicitud, es imprescindible un análisis legal del modelo. Si la tecnología no encaja del todo en el marco vigente, el regulador puede exigir ajustes en la plataforma o pruebas adicionales sobre el estatus jurídico de los tokens.

En Singapur, elegir licencia no es marcar una casilla. Es alinear el diseño legal con la realidad operativa del negocio. Quien entiende esto desde el principio ahorra tiempo, costes y fricciones con el regulador. Quien no, suele descubrirlo demasiado tarde.

Para entender cómo piensa la MAS cuando analiza servicios digitales, conviene ver de un vistazo los principales tipos de permisos cripto en Singapur, sus rasgos clave y para quién tienen sentido:

Tipo de licencia

Parámetros principales

Pensada para

Standard Payment Institution Licence

Volumen hasta 3 millones SGD al mes, requisitos simplificados de capital inicial y reporting

Startups y proyectos cripto locales

Major Payment Institution Licence

Sin límite de transacciones, exigencias estrictas de reservas y estructura

Operadores globales y plataformas internacionales de peso

Permiso de infraestructura

Aplicable a exchanges, DEX, OTC y organizaciones de alto riesgo

Actores con elevada carga tecnológica

En lo formal, cada solicitud se evalúa de manera individual. La MAS no aplica moldes universales ni recetas rápidas. Para obtener una licencia cripto en Singapur, el solicitante debe justificar con lógica por qué una categoría concreta es la adecuada para su modelo de negocio.

Durante el análisis, el regulador no se queda solo en la arquitectura del proyecto. Examina también los factores de riesgo desde el punto de vista del control interno, la forma de relacionarse con los clientes, los sistemas de protección de activos y la dirección estratégica a medio y largo plazo.

Para las empresas fintech con ambición de escalar, hay un mensaje claro: el proceso de licenciamiento en Singapur exige disposición total a la transparencia. Aquí no existen zonas grises. O el proyecto cumple las expectativas de la MAS, o recibe una negativa acompañada de la posibilidad de ajustar y volver a presentar.

Además, en la solicitud es obligatorio revelar de forma completa la estructura de propiedad y demostrar la base legal para operar como proveedor cripto en Singapur. Cualquier indicio de nominalidad, dependencia offshore mal explicada o reparto difuso de responsabilidades suele acabar en rechazo.

La licencia de la MAS en Singapur no es un permiso genérico que se cuelga en la pared. Es una herramienta jurídica flexible que debe ajustarse con precisión al ADN de cada proyecto. Por eso, definir el tipo de licencia correcto es una decisión que se toma antes de iniciar el proceso, no cuando el expediente ya está sobre la mesa del regulador.

Capital, control y criterio: las reglas financieras de la MAS para proyectos cripto en Singapur

Da igual el tamaño del proyecto. Cualquier empresa que quiera pasar por el proceso de licenciamiento cripto en Singapur tiene que demostrar, con números y estructura real, que cumple los criterios de solvencia y de gobierno corporativo. Aquí no basta con prometer que se cumplirán las normas: hay que probarlo con hechos medibles. La MAS no evalúa intenciones, evalúa capacidad.

El regulador impone exigencias claras sobre capital social, arquitectura de gestión y políticas de control de riesgos. Uno de los pilares es el umbral mínimo de capital desembolsado, fijado por ley y obligatorio para acceder al licenciamiento cripto en Singapur. La cuantía depende directamente del tipo de autorización solicitada:

  • Standard Payment Institution: desde 100.000 SGD (aprox. 92.000 USD)
  • Major Payment Institution: hasta 250.000 SGD (aprox. 185.000 USD)

Ese capital no puede ser teórico. La MAS exige evidencia tangible de que los fondos existen y están disponibles en la cuenta de la empresa. Declarar una cifra en los estatutos sin respaldo bancario no sirve. El dinero tiene que estar ahí, visible y verificable.

Más allá de los números, entran en juego los requisitos estructurales ligados a la actividad cripto en Singapur. Uno de los más relevantes es el nombramiento de un director local. Esta persona debe ser residente o ciudadano del país y asume responsabilidad personal por el cumplimiento de la normativa nacional. No es un nombre decorativo en el organigrama: su rol implica supervisión real y capacidad de decisión.

La MAS busca proyectos con sustancia. Capital real, estructura clara y responsables identificables. Esa combinación es la base sobre la que se construye cualquier licencia cripto en Singapur que aspire a durar y a escalar sin sobresaltos.

Para superar con éxito el proceso de licenciamiento de una empresa cripto en Singapur, no basta con una buena idea ni con capital suficiente. Es imprescindible desplegar una estructura interna de compliance real y operativa. Esta debe incluir, como mínimo, los siguientes elementos:

  • procedimientos de prevención del blanqueo de capitales;
  • mecanismos para detectar fuentes de financiación de actividades delictivas;
  • estándares sólidos de identificación de clientes (KYC);
  • normas internas para el seguimiento continuo de transacciones;
  • protocolos para registrar, analizar e investigar operaciones sospechosas.

Cada uno de estos bloques tiene que estar formalizado en documentos internos aprobados. No valen borradores ni promesas futuras. Todas las medidas deben estar implementadas antes de presentar la solicitud de licencia.

La normativa de la MAS que regula la autorización de proveedores de servicios con activos digitales exige además designar a un responsable de cumplimiento. Este compliance officer debe ser independiente, contar con experiencia demostrable y tener autoridad real para tomar decisiones. No puede ser al mismo tiempo director ni accionista de control, ya que eso rompería el principio básico de objetividad de la función de compliance.

El regulador también revisa con lupa la existencia de un sistema claro de gestión operativa. Esto incluye un proceso documentado de evaluación de riesgos, una arquitectura de respaldo funcional, planes de respuesta ante incidencias y un nivel adecuado de protección de los datos de los clientes. Por eso, obtener una criptolicencia en Singapur no es cuestión de reunir certificados, sino de preparar a toda la empresa para operar bajo supervisión constante.

La MAS pone un énfasis especial en el origen de los fondos y en la estructura de propiedad. Para licenciar una empresa cripto en Singapur es obligatorio revelar a todos los beneficiarios finales, sin importar el porcentaje que controlen. El regulador realiza una verificación exhaustiva de estas personas, incluyendo análisis de sanciones, exposición política y reputación empresarial.

En Singapur, el compliance no es un trámite añadido al final del proceso. Es la base sobre la que se construye todo el proyecto. Quien lo entiende desde el principio avanza. Quien lo subestima, se queda fuera.

Para ordenar los requisitos que exige la MAS, conviene mirarlos como lo que son: obligaciones estructurales, no simples formalidades. El marco se apoya en los siguientes pilares clave:

  • confirmación del capital en el importe exigido por la normativa;
  • nombramiento obligatorio de un directivo con condición de residente fiscal en Singapur;
  • designación de un responsable de compliance con autonomía real en materia de control interno;
  • sistema formalizado de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación de actividades ilícitas (AML/CFT);
  • tratamiento de los datos personales de los clientes conforme a principios estrictos de protección legal y confidencialidad;
  • estructura de propiedad y de gobierno corporativo abierta, clara y verificable;
  • reglamentos internos que cubran la evaluación de riesgos y los protocolos de respuesta ante fallos críticos;
  • acreditación documental del origen de los fondos que conforman el capital social.

Quien planea obtener una criptolicencia en Singapur debe tener muy presente que la supervisión de la MAS no se agota en el momento de presentar la solicitud. El control es continuo. El regulador puede exigir en cualquier momento nuevas pruebas de solvencia, acceso a auditorías internas o explicaciones detalladas sobre determinadas transacciones.

Uno de los errores más comunes del mercado es subestimar el nivel de exigencia jurídica. Para conseguir una licencia cripto en Singapur, el solicitante debe implantar procesos corporativos que en otras jurisdicciones solo aparecen como recomendaciones teóricas. Precisamente esa diferencia es la que convierte al modelo singapurense en uno de los más respetados por bancos, inversores y actores financieros internacionales.

La obtención completa de una licencia para actividades cripto en Singapur no depende solo de los fundadores. Involucra a todo el equipo. El proyecto debe demostrar que no solo quiere salir al mercado, sino que dispone de los recursos, la estructura y la experiencia necesarias para operar dentro de un entorno regulado. Sin ese nivel de preparación, la probabilidad de obtener la autorización se reduce prácticamente a cero.

Cómo poner en marcha la solicitud y obtener una criptolicencia en Singapur: el recorrido real, paso a paso

Acudir a la MAS no es una inscripción rutinaria en un registro público. El licenciamiento cripto en Singapur se rige por actos regulatorios específicos y avanza mediante una cadena de verificaciones progresivas. La solicitud no se trata como un trámite técnico, sino como una prueba de que el solicitante está preparado para operar en una jurisdicción con reglas estrictas y vigilancia constante.

Para obtener una criptolicencia en Singapur, el camino se estructura en cuatro fases clave: preparación estratégica, recopilación documental, presentación electrónica y diálogo directo con el regulador. Cada fase puede extenderse de semanas a meses, sobre todo cuando la estructura incluye activos o accionistas extranjeros.

Etapa 1. Elegir la licencia y ajustar el modelo de negocio

Todo empieza por encajar correctamente la actividad dentro del marco regulatorio. Un error al escoger entre licencia Standard o Major suele provocar un rechazo inmediato en la revisión preliminar. En este punto se diseña la arquitectura legal del negocio: cómo se opera, qué volúmenes se manejan y a qué público se dirige el servicio.

Etapa 2. Construir el expediente para la criptolicencia en Singapur

Aquí se arma el núcleo del caso. Se recopilan los documentos constitutivos, estados financieros, políticas internas de gestión de riesgos, descripción del sistema de compliance y un perfil detallado de la plataforma tecnológica. La preparación no es solo jurídica: incluye el paquete técnico con diagramas de arquitectura, especificaciones de API, modelos de identificación de clientes y métodos de custodia de activos digitales, todo alineado con los estándares de la MAS.

Etapa 3. Presentación electrónica de la solicitud

Con el expediente listo, el solicitante completa el formulario y lo envía a través del portal oficial de la MAS. Se adjuntan todos los documentos en el formato exigido y se abona la tasa correspondiente, cuyo importe depende del tipo de licencia. El pago debe confirmarse antes de cargar los anexos. Cualquier error en el formulario o documentación incompleta suele implicar la devolución del expediente sin entrar al fondo.

Etapa 4. Evaluación y comunicación con la MAS

Aquí comienza la parte más exigente. El regulador analiza tanto los requisitos formales como la coherencia del negocio. Puede solicitar aclaraciones, documentación adicional o convocar entrevistas online con la dirección. Conviene llegar con una estrategia clara de respuesta: la MAS espera rapidez y precisión, incluyendo actualizaciones sobre transacciones, políticas de compliance y seguridad IT.

Durante esta fase se contrasta si lo declarado en la solicitud coincide con las capacidades operativas reales. La MAS no valida modelos abstractos; evalúa únicamente lo que puede demostrarse con documentos, reglamentos y contratos.

El plazo de revisión para una licencia cripto en Singapur suele oscilar entre 3 y 9 meses. Proyectos simples, con un único beneficiario final y operaciones limitadas al país, suelen resolverse antes. Cuando hay accionistas extranjeros, holdings en cascada o plataformas con historial técnico limitado, el proceso se alarga. La MAS no fija plazos cerrados y puede pausar el expediente hasta que se corrijan todas las observaciones.

Las empresas que reciben la aprobación de la MAS no solo acreditan preparación interna, sino también un sistema de gestión integral. Ese sello pesa —y mucho— al negociar con bancos, clientes institucionales e inversores. Una criptolicencia vigente en Singapur funciona como prueba de cumplimiento legal pleno y habilita al proyecto para operar en un entorno regulado con reconocimiento internacional.

Fiscalidad cripto en Singapur: donde los números también juegan a favor

Al diseñar una estrategia de entrada en el mercado local, no basta con entender el marco legal. La fiscalidad aplicada a los proyectos cripto en Singapur es una pieza igual de decisiva. Aquí los impuestos no son una trampa escondida, sino parte de un sistema previsible, estable y pensado para atraer operadores internacionales con visión de largo plazo, incluidos quienes buscan obtener una criptolicencia en Singapur.

Singapur destaca por una política tributaria clara y consistente. Esa combinación de transparencia y estabilidad convierte a la jurisdicción en un imán para empresas globales, especialmente en sectores tecnológicos y financieros. Un buen diseño fiscal pesa tanto como cumplir con las exigencias regulatorias: uno sin el otro cojea.

El impuesto sobre sociedades en Singapur se fija en una tasa base del 17%. Se aplica sobre el beneficio neto generado por la actividad principal, una vez descontados los gastos fiscalmente aceptados. Hasta aquí, nada exótico. Lo interesante aparece con los incentivos pensados para startups e innovación, donde los proyectos cripto encajan con bastante naturalidad.

Durante los tres primeros años desde la constitución, una empresa puede acogerse a un régimen preferente que incluye:

  • exención del 75% del impuesto sobre los primeros 100.000 SGD de beneficio;
  • reducción del 50% del impuesto sobre los siguientes 100.000 SGD.

En la práctica, esto reduce la carga fiscal sobre hasta 125.000 SGD de beneficio anual (unos 92.000 USD). Estas ventajas también están disponibles para proveedores que avanzan en el proceso de licenciamiento cripto en Singapur, siempre que cumplan los criterios de “nuevo negocio” y no superen los umbrales de ingresos establecidos.

Las operaciones con criptomonedas merecen un capítulo propio. A diferencia de otras jurisdicciones, el tratamiento fiscal depende del uso real de los activos. Si los tokens se mantienen como inversión y no se venden, Singapur no aplica impuesto sobre plusvalías. En cambio, si hay trading recurrente, prestación de servicios cripto o actividades como staking, esos ingresos se consideran operativos y tributan al tipo general.

Para proyectos que cuentan con aprobación de la MAS para operar con instrumentos cripto, entra en juego también la fiscalidad indirecta. Desde el último ejercicio, determinadas operaciones con activos digitales pueden quedar sujetas al GST (9%) dentro del territorio singapurense. Ahora bien, las transacciones con payment tokens reconocidos por la MAS quedan fuera de este impuesto. Este matiz reduce de forma notable la carga fiscal para sistemas de pago y plataformas de intercambio.

Si la empresa planea registrar una exchange cripto en Singapur, debe tener en cuenta la tributación de los servicios de intermediación y negociación. Estas operaciones están sujetas a impuestos salvo que entren dentro de exenciones específicas previstas en la Payment Services Act o en las directrices publicadas por la IRAS, la autoridad fiscal del país.

Uno de los grandes atractivos de Singapur sigue siendo la ausencia de impuesto sobre ganancias de capital. Esto abre la puerta a estrategias de inversión basadas en la adquisición y tenencia a largo plazo de activos digitales, sin penalización fiscal cuando su valor de mercado aumenta.

Mirando un poco más allá, desde enero de 2025 Singapur aplica las reglas de la iniciativa internacional de la OCDE sobre tributación mínima global. Estas normas afectan a grupos multinacionales con beneficios consolidados superiores a 750 millones de euros anuales, imponiendo un tipo mínimo del 15%. El objetivo es claro: frenar el arbitraje fiscal agresivo y el traslado artificial de beneficios a jurisdicciones de baja tributación.

En conjunto, la fiscalidad cripto en Singapur no busca exprimir al operador, sino integrarlo en un sistema coherente. Para proyectos bien estructurados, los impuestos dejan de ser un obstáculo y pasan a formar parte de una arquitectura financiera pensada para crecer sin sobresaltos.

Para entender cómo se grava realmente un proyecto cripto en Singapur, basta con mirar los parámetros esenciales del sistema:

Concepto fiscal

Aplicación práctica

Impuesto sobre beneficios

17% tras deducción de gastos aceptados

Beneficios fiscales para nuevas empresas

75% de exención sobre los primeros 100.000 SGD y 50% sobre el siguiente tramo

Plusvalías

No sujetas a impuesto en estrategias de holding; gravadas en actividad comercial

Impuesto sobre bienes y servicios (GST)

9%

Régimen fiscal mínimo internacional

15% para grandes grupos con facturación global elevada

Cuando se habla de registrar una exchange cripto en Singapur, entran en juego exigencias adicionales: informes periódicos a la autoridad fiscal, libros contables en moneda local y cumplimiento estricto de las reglas de precios de transferencia en operaciones intragrupo. Aquí no hay espacio para improvisar: la fiscalidad forma parte del diseño operativo.

Pese a la exigencia regulatoria, el licenciamiento cripto en Singapur sigue siendo fiscalmente atractivo. La ausencia de impuesto sobre ganancias de capital, junto con un sistema tributario predecible y bien definido, convierte a la jurisdicción en una opción sólida para proyectos que buscan estabilidad y crecimiento a largo plazo, no ventajas artificiales de corto recorrido.

Los muros invisibles al solicitar una criptolicencia en Singapur

A pesar de la fama bien ganada de Singapur como territorio fiable e innovador, conseguir una criptolicencia a la primera sigue siendo una prueba exigente. La razón es simple: la MAS no se limita a comprobar casillas. Analiza el contenido real del proyecto. El proceso de licenciamiento pasa por una revisión minuciosa de cada pieza del engranaje, desde cómo se reparten las participaciones hasta los detalles técnicos del software que sostiene la plataforma.

El motivo más habitual de rechazo por parte de la MAS es una preparación documental insuficiente. Muchas empresas, especialmente con socios extranjeros, presentan solicitudes incompletas confiando en “ajustar después”. En Singapur eso no funciona. El regulador solo evalúa expedientes cerrados, jurídicamente coherentes y respaldados por acciones reales, no por intenciones futuras.

El riesgo de rechazo aumenta cuando aparecen errores formales en los documentos para obtener la criptolicencia en Singapur. Una discrepancia menor en la estructura, una firma ausente en un documento clave o datos desactualizados sobre los beneficiarios finales pueden bastar para tumbar la solicitud. Además, la MAS no está obligada a ofrecer correcciones: el expediente se devuelve y el proceso arranca desde cero.

Más allá de lo técnico, existen fallos de enfoque. Muchos emprendedores subestiman lo que implica operar un negocio cripto en Singapur, sobre todo en materia de compliance y ciberseguridad. A la MAS no le sirve un manual AML “de escaparate”. Exige pruebas de aplicación real: registros de monitoreo, procedimientos internos claros y personal con cualificación demostrable.

Otro punto crítico es la independencia del equipo directivo. No es raro que una solicitud fracase porque el director es, al mismo tiempo, el único propietario y el único firmante de todas las cuentas bancarias. Para la MAS eso huele a riesgo operativo. El regulador espera separación de funciones y un sistema de control interno que funcione de verdad, no solo sobre el papel.

También se dan casos en los que la solicitud parece impecable, pero no supera el análisis de fondo. Suele ocurrir cuando la estructura del proyecto no encaja con los estándares de la MAS. Por ejemplo, si la empresa emite su propio token y su estatus legal no está claramente definido dentro de la Payment Services Act, el regulador pedirá una opinión jurídica adicional o incluso una autorización específica.

En Singapur, la criptolicencia no se concede por entusiasmo ni por promesas. Se concede cuando el proyecto demuestra que entiende las reglas, puede cumplirlas y está listo para operar bajo supervisión real. Todo lo demás se queda en la puerta.

Entre las dificultades más habituales al licenciar un negocio cripto en Singapur suelen aparecer estas (y sí, son trampas clásicas que la MAS detecta rápido):

  • elegir mal la categoría de licencia;
  • no contar con un directivo con estatus de residente fiscal en Singapur;
  • reservas financieras insuficientes y origen del capital poco transparente;
  • infraestructura IT floja y vulnerabilidades en la custodia de activos;
  • protección criptográfica sin certificación;
  • roles duplicados entre fundadores y alta dirección;
  • divulgación incompleta de beneficiarios finales;
  • AML “de postureo”, sin control interno real;
  • retrasos al responder a requerimientos de la MAS;
  • conflictos de interés con proveedores externos.

A veces el fallo ni siquiera está en los documentos, sino en cómo se posiciona el proyecto. Si una empresa se presenta como custodio, pero no tiene reservas suficientes ni un esquema de seguridad multicapa para la gestión de claves, la MAS tumba la solicitud aunque el resto esté impecable. Lo mismo ocurre con intentos de “esquivar” el marco DeFi mediante atajos técnicos: el regulador conoce esas jugadas y las corta de raíz.

Conviene asumir lo esencial: obtener el estatus de empresa cripto registrada y autorizada en Singapur no es una aprobación administrativa. Es una validación de que el negocio es estable y capaz de operar bajo supervisión real.

Y después de la licencia, tampoco hay barra libre. La autoridad puede revocarla si detecta incumplimientos o desviaciones respecto al modelo declarado. Por eso cada etapa debe revisarse antes, documentarse bien y quedar trazable.

Tener una licencia en Singapur no elimina el riesgo si el gobierno corporativo es un teatrillo y los cargos “responsables” existen solo en el organigrama. La MAS mira procesos reales, no manuales bonitos. Esto obliga a los propietarios a implicarse a fondo y a estar dispuestos a ajustar mecanismos internos para cumplir con los estándares locales.

En el caso de licenciar una exchange cripto en Singapur, el nivel de presión sube. Estas plataformas entran en supervisión reforzada: revisión de estabilidad técnica, existencia de liquidez de respaldo y control casi diario de la actividad transaccional. En ese escenario, un rechazo puede venir tanto por un problema legal como por una solución tecnológica aún verde.

Para evitar errores críticos, lo más sensato es realizar una auditoría legal y técnica completa antes de presentar nada. Eso permite detectar debilidades a tiempo y preparar el expediente en el idioma que entiende la MAS: pruebas, controles, coherencia.

Un elemento manda por encima de todos: el compliance. Sin él no hay licencia, aunque todo lo demás encaje. La MAS no quiere declaraciones; quiere un sistema que funcione, con investigaciones internas, acceso a reportes y supervisión real del personal.

Y para estructuras internacionales, la regla es todavía más estricta: registrar una empresa cripto con licencia en Singapur sin soluciones nominales. El uso de componentes offshore mal explicados, beneficiarios de países sancionados o jurisdicciones conflictivas dispara el nivel de atención y eleva la probabilidad de rechazo. La MAS cruza información con organismos internacionales y utiliza fuentes globales, incluidos marcos como FATF y listas de sanciones tipo OFAC.

Consulta de expertos

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Cuenta bancaria corporativa en Singapur: la pieza clave para obtener una criptolicencia en Singapur

Abrir una cuenta corporativa en un banco singapurense no es un trámite accesorio para un proyecto cripto. Es una condición estructural. La MAS lo deja claro: los flujos financieros de los operadores licenciados deben pasar por cuentas transparentes, trazables y alojadas en bancos o instituciones financieras que superen su filtro. Sin eso, no hay conversación posible sobre obtener una criptolicencia en Singapur.

Los grandes bancos locales —DBS, UOB, OCBC— aplican un listón alto cuando el cliente es una empresa cripto. Aunque Singapur tenga fama de plaza fintech-friendly, la realidad es más quirúrgica. Para abrir una cuenta corporativa a una empresa cripto en Singapur, normalmente se exige:

  • documentación jurídica completa y actualizada;
  • políticas AML/CTF operativas, no decorativas;
  • un modelo de negocio claro y defendible;
  • en algunos bancos, director local u oficina registrada.

Además de la banca tradicional, las empresas VASP con licencia o en proceso pueden optar por proveedores de pago regulados, como Rapyd o Airwallex. En escenarios concretos, también se aceptan cuentas en bancos fuera de Singapur, siempre que la MAS los considere financieramente sólidos y adecuados para el perfil del operador.

Comparativa de canales de cobro y gestión de fondos:

Proveedor de pagos

Tipo de cuenta

Acceso SWIFT

Nivel de compliance

DBS Bank

corporativa

alto

Airwallex

multidivisa

medio

Revolut Business

multidivisa

medio

En la práctica, abrir una cuenta en un banco de Singapur resulta mucho más viable cuando la empresa ya cuenta con una aprobación preliminar de la MAS. Por eso, en cualquier estrategia orientada a obtener una criptolicencia en Singapur, el bloque bancario no debe dejarse para el final. Se trabaja en paralelo al expediente legal. Banco y licencia avanzan juntos, o no avanzan.

Después de MiCA: obtener una criptolicencia en Singapur con estándares globales encima

Mientras los países de la Unión Europea aterrizan MiCA y Estados Unidos sigue moviéndose en una especie de niebla regulatoria permanente, Singapur mantiene su propio rumbo. Eso sí: el “mundo” aprieta. La adopción de estándares internacionales —como la Travel Rule impulsada por el FATF— ya está empujando a toda la región Asia-Pacífico a elevar el listón. Y ese empuje se nota directamente en las condiciones para obtener una criptolicencia en Singapur.

La MAS no vive en una burbuja. Observa tendencias, aprende rápido y ajusta el marco antes de que la industria se acostumbre a jugar con huecos. En la práctica, ya se ve el giro en tres frentes muy concretos:

  • refuerzo de la verificación del origen de fondos (KYT, y el combo KYT + KYC);
  • mayor control sobre operaciones con stablecoins y CBDC;
  • restricciones de acceso a productos DeFi considerados de alto riesgo.

Para el solicitante, la lectura es bastante clara: sí, todavía se puede obtener una criptolicencia en Singapur incluso con modelos híbridos, pero ya no vale “la idea general”. Cada pieza del negocio debe tener base legal, explicación operativa y un perfil de compliance que la MAS pueda comprobar sin tener que imaginar nada. En Singapur, lo que no se puede verificar, no existe.

Bajo la lupa de la MAS: cómo se vigila el criptonegocio en Singapur y quién responde cuando algo falla

La Autoridad Monetaria de Singapur (MAS) no practica una supervisión simbólica. El control sobre los operadores cripto se basa en un seguimiento continuo, que combina reportes obligatorios, inspecciones sin previo aviso y un análisis dinámico del riesgo según el tipo de clientes y transacciones. Aquí no existe el “cumplí una vez y me olvidé”. La vigilancia es permanente.

La Payment Services Act dibuja una arquitectura de supervisión por capas, con varios frentes activos al mismo tiempo:

  • Reportes obligatorios. Toda entidad con licencia debe someterse cada año a una auditoría independiente y remitir a la MAS un informe sobre su control interno y su solidez financiera.
  • Notificación de incidentes. Cualquier brecha de datos, hackeo de wallets o fallo en sistemas AML debe comunicarse de inmediato al regulador.
  • Monitoreo de transacciones. Es obligatorio contar con herramientas automatizadas que detecten operaciones sospechosas en tiempo real.
  • Inspecciones sorpresa. La MAS puede iniciar revisiones no programadas, entrevistar a personal clave y requerir documentación interna sin aviso previo.

Un punto especialmente sensible es la gestión del riesgo del cliente. Las empresas que custodian activos digitales o permiten el uso de criptomonedas con alto grado de anonimato —como Monero— entran automáticamente en la categoría de supervisión reforzada. El listón sube, y con él, la frecuencia y profundidad del control.

Incumplir las exigencias de la MAS en la prestación de servicios cripto no sale gratis. Las consecuencias pueden ser severas:

  • revocación de la licencia concedida;
  • multas administrativas de hasta 1 millón de SGD;
  • bloqueo de operaciones;
  • responsabilidad penal, incluida pena de prisión de hasta cinco años en casos graves de infracciones AML.

Las empresas no solo deben nombrar un compliance officer. También están obligadas a designar un responsable de gestión de riesgos. En algunos casos estas funciones recaen en un director o en un consultor externo, pero el principio es claro: el sistema de control interno debe ser autónomo, transparente y capaz de detectarse a sí mismo cuando algo no va bien.

En Singapur, la licencia no es un escudo. Es un contrato tácito con el regulador: operar bajo reglas estrictas, con responsabilidad real y con la certeza de que alguien está mirando… todo el tiempo.

Licenciarse en Singapur: entrar en la liga donde se construye el futuro financiero

Obtener una criptolicencia en Singapur no es solo cumplir un requisito regulatorio. Es integrarse en el círculo de actores tecnológicos que están dando forma a las finanzas globales bajo principios de apertura, estabilidad y encaje normativo real. En un momento en el que las exigencias internacionales sobre los activos digitales crecen sin freno, Singapur destaca por ofrecer una infraestructura que permite no solo alinearse con la ley, sino también hacer evolucionar el modelo de negocio al ritmo que esperan los reguladores y el mercado.

La política regulatoria aplicada a los activos virtuales responde a una lógica de supervisión equilibrada. El Estado define reglas claras y previsibles, pero deja margen para que los participantes operen y escalen sin asfixia operativa. Ese equilibrio reduce el riesgo de desconexión de sistemas de pago, evita fricciones con la banca tradicional y garantiza la legitimidad jurídica de las operaciones cripto sin vivir bajo la amenaza constante de medidas restrictivas.

En la práctica, Singapur no promete atajos. Ofrece algo más valioso: un terreno donde el negocio puede crecer con seguridad, con reglas conocidas y con reconocimiento internacional. Para proyectos que piensan a medio y largo plazo, esa combinación pesa más que cualquier ventaja temporal.

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